He aquí otro gran ejemplo de televangelismo que demuestra que el poder de la sugestión es un estado psíquico provocado y en el cual un individuo experimenta las sensaciones e ideas que le son sugeridas. A diferencia de otros casos que hemos visto por aquí, hoy el predicador conducirá a sus fieles a un estado de ebriedad comparable a haber bebido una docena de chupitos de vodka.
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